Micah

(él/ella)

¿Puedo tocarte el pelo? ¿Tu barba es de verdad? ¿Puedo hacerme una foto contigo? Tío, ¡eres tan guay! Sobre todo la chica blanca borracha o el grupo de tíos del bar que no pueden controlarse. Así me ven también algunos blancos. O mejor dicho, cómo no me ven, sino más bien alguna idea o figura de mí. Según cómo llevara el pelo, me han dicho que era india, española, rastafari - "Ja Rastafari"-, etíope -alabando a Haile Selassie-. Musulmán - "assalam o alaikum"- o alguna forma de judío, a menudo sefardí. O simplemente pronuncian el nombre en su cabeza para poder encajarme en el lugar adecuado de su archivador mental: Bob Marley, Jimi Hendrix, Be Real, ese tipo de LMFAO, ese tipo de TV on The Radio, Reggie Watts, ese tipo del anuncio, o como le gusta llamarme en la República Dominicana, Osama Bin Laden. Esos son sólo algunos. Lo que pasa con ser negro es que es tan abierto como cualquier otra cosa. Al ser yo, estoy siendo negro y, por tanto, la definición de ser negro se amplía. No hay forma de ser negro. Simplemente soy negro. También soy simplemente yo. No hablo en nombre de todos los negros. Si digo que sí a que me toques el pelo, serías tonto si supusieras que eso significa que a todos nos parece bien que nos toques el pelo; te aseguro que no es así.