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Solos juntos: Isa Nye

- Isa Nye (ella/él)

Mi suegra llegó la semana pasada, una caja de cenizas. En el último mensaje de voz que tengo de ella, me habla de los billetes de tren que compró para venir a visitarme. Ella derrochó en un coche cama. Pero el viaje no tuvo lugar. Se sentía mal. Mi suegro la llevó al hospital. No se fue. Aún oigo su voz en el teléfono, tensa, dolorida: "Tengo Covid". Murió en la UCI. 

No fue así como pensamos que llegaría para su última visita, no como ceniza. Nos reunimos alrededor de la caja y la imaginamos con nosotros, imaginamos su sonrisa, su amor. Siempre estaba tan contenta de estar con nosotros en nuestra casa. La imaginamos revolviendo sopa en la cocina, acurrucada en el sofá con un libro, pintando un cuadro con los nietos en la mesa. Nos la imaginamos sonriendo, riendo, abrazándonos. 

Había tenido que cancelar sus billetes de avión en marzo, a la espera de venir cuando disminuyera el riesgo de Covid. Vimos que las cifras bajaban en otros países, pero no aquí. Seguían aumentando. Nos mantuvimos en contacto por teléfono y cara a cara, pero nos dolía estar separados cuando tanto queríamos estar juntos. A estas alturas, Estados Unidos es el país del mundo con más muertes. Ese hecho me pesa, más muertes que en cualquier otro país del mundo, y la de ella entre ellas. 

No pudimos estar con ella al final. Hablamos con una enfermera que nos dijo que se quedaría junto a la cama para que mi suegra no estuviera sola en sus últimos momentos en la tierra. La enfermera lloró por teléfono cuando nos lo dijo. Ella también había perdido recientemente a un familiar a causa del Covid, y no pudo estar a su lado para decirle adiós. Ella conocía nuestro dolor. No fue la despedida que imaginábamos. Colocamos las cenizas en el estante. Nos duele el hueco en nuestras vidas donde ella estuvo. La imaginamos aquí. 

Nos ponemos las máscaras que nos cosió para hacer nuestros recados. Nos la imaginamos cosiéndolas. Soñamos con volver a abrazar a la familia, con llorar juntos. Gemimos mamá en nuestras mentes. Mamá, mamá, mamá. Mamá, te echamos de menos.

1 Comentarios

  1. Me encantaba tu suegra, era muy buena. Siento mucho leer esto.

    Se me pasan tantas historias tuyas por la cabeza mientras leo esta. No puedo comprender que tu vida haya cambiado tan drásticamente y de una forma tan dura y dolorosa. Espero que sigas contando tus historias, porque están cambiando a la gente y haciendo de este mundo un lugar mejor.


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